20.3.08

S02E03 - Berlin II: McRib


Si amiguitos, sé que en Alemania lo típico son los frankfurs, bratsburs y todo tipo de carne alargada cuyo nombre termine en –urs, pero los McDonalds son mi debilidad y no pude evitar meterme en uno de estos locales rabiosamente americanos, eternamente criticados, pero que a mi tanto me gustan.
Saludé a Ronald McDonald, como marcan los cánones y desde la puerta oteé al horizonte hacía las cajas para pedir y el corazón me dió un vuelco.
OMG!
Allí estaba ella, lustrosa y buenorra como siempre…la McRib! Una de las mejores hamburguesas (por llamarle de alguna manera, sé que de hamburguesa tiene poca, pero poner que es una de las mejores comidas realizadas por McDonalds quedaba un poco grosero…aunque mola mucho más,… rebobinemos unas líneas)

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McRib, una de las mejores comidas realizadas por los yankees, con diferencia!! Ni la Lewinsky oiga!! (toma liada)

Evidentemente no tardé ni media milésima de segundo…de hecho creo que aún no se ha inventado una partición del tiempo tan extremadamente pequeña para ejemplificar lo que me costó escoger el menú que quería: “a McRib menú larger, with coke and kartofel deluxe”.





En Barcelona hace siglos que la dejaron de hacer sin previo aviso, de echo aún es hora que Ronald McDonald me mande una carta explicándome el porqué de la eliminación del McRib de su carta (por llamar a esos paneles luminosos de alguna manera), así que el McRib me apetecia de una forma sobrehumana.

Lo pedí “to take away” y nos fuímos al enorme parque central dónde está el zoo.

A modo de picnic nos apalancamos a comer tan delicioso manjar. El marco era incomparable: sentado en el césped a la sombra de un gran árbol que nos libraba del sol, y ese peacho de McRib.
Enorme trago de cocacola para tener la boca fresca y preparda para ese alargado y McDonalesco manjar…lo cojí con extremado cariño, lo acerqué a mi boca que ya intuía babeante…joder, esto parece un relato turco-erótico festivo…pero al final fue todo lo contrario, ya que en el camino de la caja a mi boca, se me desmontó el McRib y la mitad de la carne fue a parar, irremediablemente al césped del parque. Mi gozó en un pozo.

El puto Murphy volvío a cerbarse conmigo, y aunque estuve apunto de recolocar la carne dentro del pan y comermela como si nada, finalmente opté por la solución lógica y sana: disfruté como un enamo de la mitad del McRib y me prometí por el mismisimo Lionel Messi que antes de regresar a Barcelona me comería otro McRib.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

McRata.

Uri dijo...

jajaja! Mira que ne'ts de McCurta...i no em facis dir el que McMenjes tu, que encara et McFaré pujar els McColors! jaja!

McRubia, estrena d'una McVegada el teu McBlog, McPesada!

McJajajaja!


McRib...només de pensar-hi se'm fa la boca aigua...que bo que està el mal parit!!!